IDB - Inter-American Development Bank

05/01/2024 | Press release | Distributed by Public on 05/01/2024 07:00

¿Por qué sigue siendo caro enviar remesas


Las remesas personales de los trabajadores migrantes son desproporcionadamente importantes para las economías de América Latina y el Caribe. La región, que apenas alberga el 8% de la población mundial, recibe el 18% de las remesas mundiales y desde el 2020 las remesas en la región han crecido más del doble que las remesas a nivel mundial. En algunos de los países más pobres de la región las remesas suponen más de una sexta parte de la producción total y constituyen un salvavidas para los hogares vulnerables.

Dada la importancia de las remesas para los países en desarrollo, la comunidad internacional intenta, desde hace tiempo, minimizar el costo de las transferencias transfronterizas, que no sólo afecta los ingresos disponibles de remitentes y receptores, sino que también puede reducir los flujos de remesas. Una resolución de 2009 de los países del G8 pretendía reducir a la mitad las tarifas de envíos de remesas en todo el mundo hasta el 5% en cinco años (el objetivo 5×5), una meta que el G20 suscribió en 2011. En 2015, los Objetivos de Desarrollo Sostenible fueron más allá, con el objetivo 10.C que pretende reducir aún más el costo de una remesa de US$200 a no más del 5% en cualquier corredor para 2030 y a no más del 3% en promedio a nivel mundial. Mientras que cuatro de cada cinco corredores de remesas de América Latina y el Caribe ya han alcanzado el primer objetivo, la región sólo está a mitad de camino de alcanzar el segundo objetivo, y tendrá que acelerar el ritmo de reducción de precios para cumplir el plazo de 2030. Factores como la estructura del mercado, las regulaciones financieras y el comportamiento de los consumidores contribuyen a que las tarifas sigan estando altas.

Presión al alza sobre las tarifas de envío de remesas

Las remesas constituyen un gran negocio. El proveedor de servicios de remesas (PSR) promedio cobró US$11,62 por remitir US$200 -un 5,8% del monto total- a América Latina y el Caribe en el primer trimestre de 2023, frente al 6,2% de nueve años atrás. En el mismo período, las opciones de servicios para iniciar remesas en línea o a través de los algoritmos de las fintech aumentaron de menos de una cuarta parte de las ofertas a casi dos tercios. La creciente disponibilidad de servicios digitales de remesas más rápidos y eficientes, independientes de las costosas redes de agentes físicos, plantea la cuestión de por qué sus precios no bajan más deprisa. Enviar remesas digitalmente, en toda la región, es en promedio, más barato que hacerlo a través de un agente físico, y recibirlas como dinero móvil o depósito bancario es más barato que recibirlas en efectivo. No obstante, dentro de cada corredor, el envío digital y el recibo que no sea en efectivo no siempre son las opciones más baratas.

Los factores relacionados con la oferta podrían explicar en parte este fenómeno. Los corredores de remesas a veces contienen pocos PSR, con grandes cuotas de mercado en manos de los principales proveedores. La ventaja de estos operadores tradicionales procede de sus densas redes de ubicaciones físicas, un activo clave cuando los remitentes o receptores prefieren negociar en efectivo, como es el caso de muchos. La inigualable densidad de la red impide a los nuevos operadores atraer a la masa crítica de usuarios que les haría crecer a una escala competitiva.

Los regímenes reguladores también pueden reducir la competencia y aumentar los costos, siendo los que más pesan las salvaguardias para prevenir el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo (AML/CFT). Por ejemplo, sólo diez años después de que los bancos estadounidenses entraran de manera masiva al corredor de remesas entre Estados Unidos y México durante la década de 2000 y redujeran los precios, casi todos cerraron sus servicios de remesas y pusieron fin a sus relaciones con los PSR durante una ofensiva contra el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo. El resultado fue un menor número de agentes en el mercado, mayores costos para los PSR restantes y precios más altos para los remitentes. Los servicios digitales de envío de remesas también están sujetos a costos regulatorios, lo que puede socavar su ventaja competitiva.

También es posible que los usuarios no estén preparados para aprovechar los servicios de remesas digitales y sin dinero en efectivo, aun cuando son la opción más asequible. Un estudio de BID Lab sobre remesas de Estados Unidos a América Latina y el Caribe 2019 reveló que sólo uno de cada cinco encuestados había originado una remesa en línea, y sólo el 6% de las remesas a México y la República Dominicana se depositaron en cuentas bancarias. Aunque los remitentes pueden disponer de la tecnología necesaria, su falta de acceso a la banca constituye un gran obstáculo. En 2019, sólo la mitad de los inmigrantes mexicanos y salvadoreños encuestados tenían cuentas bancarias en EE.UU., sin las cuales las remesas digitales son irrealizables. Los receptores a menudo se enfrentan a un problema similar. Muchos receptores mexicanos, centroamericanos y dominicanos seguían sin estar bancarizados en 2021-2022, y menos de la mitad habían recibido pagos digitales. Y tanto remitentes como receptores tienen una enorme desconfianza en los bancos y en las plataformas digitales de envío de remesas.

Soluciones de políticas para disminuir los costos del envío de remesas

Muchos de estos obstáculos pueden abordarse con medidas políticas. Para aprovechar toda la gama de servicios de remesas disponibles, tanto los remitentes como los receptores necesitan cuentas bancarias, ya que la dependencia del efectivo puede limitar el uso de proveedores de servicios de remesas a precios competitivos. También hay que esforzarse por superar la desconfianza histórica hacia los bancos en la región y abordar las estructuras de tarifas que a menudo hacen que la titularidad de una cuenta bancaria sea inasequible para las personas con bajos ingresos.

Una vez bancarizados, remitentes y receptores necesitan tener confianza y conectividad para aprovechar el ahorro en los costos de los servicios digitales de remesas. Esto significa generar confianza en las plataformas de servicios digitales entre los remitentes y alertarles sobre sus posibles opciones. Para los receptores, significa generalizar los sistemas de pago que no sean en efectivo, de modo que la necesidad de cobrar en efectivo en una sucursal bancaria o a un agente se convierta en cosa del pasado.

La optimización de las regulaciones puede marcar la diferencia. Los requisitos de "conozca a su cliente" y otras regulaciones de lucha contra el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo son necesarios, pero su cumplimiento tiene un costo elevado. Estos problemas pueden reducirse, sin afectar la seguridad, armonizando sistemas de identificación digital fiables en todos los países, bancos y PSR.

Bienestar financiero más allá de las fronteras

Para bien o para mal, las remesas siguen siendo un recurso esencial para la subsistencia de muchas familias en América Latina y el Caribe. Pocos flujos financieros transfronterizos hacia la región pueden igualar la magnitud de las remesas de los trabajadores, que incluso supera la inversión extranjera directa en los ocho países más pobres de la región. Alcanzar los objetivos de reducción de costos establecidos en los Objetivos de Desarrollo Sostenible podría proporcionar un poder adquisitivo adicional a las familias dependientes de las remesas. La inclusión financiera tanto de remitentes como de receptores, la conectividad y la alfabetización digitales, así como la eficiencia reguladora, podrían contribuir en gran medida a reducir las tarifas de envíos de remesas. El impacto de estos logros en el desarrollo haría que los sacrificios de los trabajadores migrantes valieran realmente la pena.