IDB - Inter-American Development Bank

05/06/2024 | Press release | Distributed by Public on 05/06/2024 15:13

El trabajo no remunerado del cuidado de la salud: un desafío para la región


En la última década, el debate sobre el trabajo de cuidado -con la desigualdad de género que conlleva- y su impacto en el desarrollo ha cobrado creciente relevancia en la agenda de política pública en América Latina y el Caribe. El origen de este debate se remonta a una preocupación relacionada con la desigualdad de género en el ámbito doméstico, que ha puesto sobre las mujeres mayores responsabilidades de trabajo de cuidado no remunerado. Según la CEPAL, esta división es un nudo estructural de la desigualdad, y puede verse en el hecho de que antes de la crisis sanitaria del COVID-19 las mujeres de la región dedicaron entre 22 y 42 horas semanales a las actividades de cuidado, tres veces más que los hombres.

En el ámbito de la salud, esto implica un doble desafío: por un lado, es necesario comprender las cargas de trabajo no remunerado relacionadas con la salud que recaen en los hogares (principalmente en las mujeres) -a las que la OPS propone llamar trabajo no remunerado del cuidado de la salud-, y al mismo tiempo entender el papel y la responsabilidad del sector salud en las tareas de cuidado. La relación entre estos aspectos es esencial por varias razones y te las contamos en este blog.

Atención sanitaria y trabajo no remunerado del cuidado de la salud: una distinción esencial

Una de las preocupaciones que surge en los debates sobre sistemas y políticas de cuidado es la delgada línea que separa los servicios de atención sanitaria del trabajo no remunerado del cuidado de la salud (TNR-S), la complementariedad entre ambos y las responsabilidades específicas de cada uno.

Para empezar, es crucial destacar que, aunque es innegable que el acceso oportuno y de calidad a los servicios de salud conlleva a una reducción a largo plazo de las cargas de cuidado en los hogares, la atención sanitaria y las acciones de salud pública no constituyen, en el sentido más amplio del término, una oferta de cuidado.

En la mayoría de los países de América Latina y el Caribe la atención de la salud se proporciona dentro de sistemas formales institucionales conformados por entidades tanto públicas como privadas. Estos sistemas ofrecen un conjunto variable de prestaciones -que generan distintos niveles de gasto de bolsillo en distintos países- con el propósito de promover la salud, prevenir y tratar enfermedades y rehabilitar a las personas. Así, la atención sanitaria es un trabajo especializado con características específicas, que se desarrolla en el marco de una relación laboral remunerada, sujeta a las reglas y condiciones de los sistemas de salud, ya sea con participación pública o privada. Este tipo de atención forma parte de un conjunto de prestaciones generalmente acordadas como parte del contrato de protección y garantía del derecho a la salud, lo cual puede variar según los contextos específicos, lo que no impide que en distintos contextos parte de ese trabajo se haga de manera informal.

En contraste, el trabajo no remunerado del cuidado de la salud abarca actividades que, en general, tienen lugar en el hogar como el cuidado de personas enfermas crónicas, la supervisión o apoyo en tratamientos médicos, y la gestión de la salud. Estas responsabilidades, mayormente asumidas por mujeres, pueden ser generadas por el propio sector salud en la búsqueda de contener el gasto público o mejorar los resultados sanitarios mediante, por ejemplo, hospital en casa. Al trasladar las cargas a los hogares, estas estrategias terminan teniendo muchas veces impactos negativos en la calidad de vida y en la salud de las cuidadoras y, por supuesto, en la propia salud de los/as pacientes.

Cargas y costos de los trabajos no remunerados del cuidado de la salud, un reto por resolver en la región y en Colombia

Mediciones en países como Uruguay indican que más del 60% de los proveedores de cuidados no remunerados en salud trabajan más de 40 horas semanales. En Colombia, según la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo, conocida como ENUT (2020-2021), solo el 0,4% de los hogares con algún miembro enfermo recibe ayuda externa para su cuidado. Además, las mujeres dedican tiempo considerable a estas responsabilidades, destacando la desigualdad de género en estas labores.

En este mismo país, en las actividades específicas de cuidado -como el suministro de medicamentos, la realización de terapias, rehabilitaciones o tratamientos- los hombres dedican en promedio 35 minutos diarios, mientras que las mujeres destinan 48 minutos. El tiempo dedicado en un día al acompañamiento a citas médicas en hogares con personas enfermas (incluye enfermedades como diabetes, cáncer, hipertensión, entre otras identificadas en la encuesta) puede llegar hasta 3:12 horas para los hombres y 4:17 horas para las mujeres.

Una distinción clara entre atención sanitaria y trabajo no remunerado del cuidado de la salud es esencial, ya que no se trata de situaciones esporádicas, sino de un desafío constante en temas de financiación, uso del tiempo, calidad de vida de las mujeres y autonomía económica, entre otras. Y así como es clara esta distinción, es urgente la definición sobre cómo y qué sector asume sus costos. Al fin y al cabo, el debate conlleva una elección en materia de política pública que implica determinar qué parte del trabajo de cuidado asume el sector salud, qué parte asume el sector de cuidado y qué parte asumen los hogares.

Próximos pasos: mesas técnicas y hoja de ruta para definir lineamientos de cuidado para el sector salud

Para analizar los vínculos entre el sector salud y el de los cuidados en Colombia, el BID coordinó una mesa de trabajo con el propósito de diseñar una hoja de ruta que permita definir lineamientos de cuidado. La mesa reunió a actores públicos y expertos en cuidado y salud, para incorporar diferentes perspectivas a la conversación.

Uno de los acuerdos fue destacar la necesidad de reconocer al sector salud no solo como proveedor de atención sanitaria, sino también como generador de trabajo no remunerado del cuidado de la salud en los hogares y, a veces, como responsable financiero de algunas de estas actividades. Si bien esta es una discusión legal inconclusa en Colombia, la interrelación entre estos sectores es esencial para coordinar tareas que requieren apoyo, como cuidados de la salud en casa, gestión de la salud (citas médicas y trámites). Además, se enfatizó la importancia de distinguir las responsabilidades específicas de cada sector y aclarar qué financiamiento corresponde a la atención sanitaria y cuál al sector de los cuidados. Estos pasos son cruciales para abordar las cargas que los sistemas de salud han trasladado a los hogares y, en particular, a las mujeres. Y sobre todo para la garantía del propio derecho a la salud.

Algunas de las conclusiones más relevantes fueron:

  1. En general, existe poca información sobre la carga de cuidado relativa al trabajo no remunerado de la salud en Colombia.
  2. Es importante que el Estado se pregunte cómo se financian los trabajos de cuidado de la salud que hoy asumen los hogares (principalmente las mujeres) teniendo en cuenta que existen al menos dos sectores involucrados: salud y cuidados.
  1. Si bien la jurisprudencia de la Corte Constitucional colombiana y otras instancias judiciales han abordado el debate sobre los cuidados, hoy en día muchas de las tareas de cuidado que financia el sector salud son el resultado de exigencias ciudadanas a través de tutelas y es necesario buscar mecanismos institucionales para dar solución a este debate.
  1. Existe un vacío de información tanto sobre los ahorros que el cuidado de la salud representa para los hogares, así como los ahorros que representa para el sector salud y también los costos que supondría que este último los asumiera.
  1. Es fundamental aproximarse a un diagnóstico de los efectos que tiene el trabajo no remunerado de la salud sobre las personas cuidadoras, y así conocer el tipo de apoyos y garantizar los reconocimientos que estas requieren.

¿Qué medidas se están implementando en tu país para coordinar la relación de los servicios de salud y los servicios de cuidado? Te invitamos a contarnos en los comentarios.